En 1990 era difícil concebir un mundo en el que, en la palma de nuestra mano, iba a poder caber un dispositivo que iba a contener: el teléfono fijo de nuestras casas, los mapas de carreteras, el correo postal, el despertador, la agenda, la televisión, el periódico, la calculadora, la enciclopedia, la tarjeta de embarque, la cámara de fotos, la tarjeta de crédito, la gameboy y el walkman.
En 2022, la misma revolución que vivimos en el mundo de los teléfonos móviles, se podría estar dando ahora mismo con las inteligencias artificiales, y lo he experimentado, por ejemplo, con esta imagen.
