No sé qué pensarán ustedes sobre la movilidad sostenible con cero emisiones, pero a mí me parece que se trata claramente de un tema de hábitos adquiridos que lamentablemente genera una adicción tal, que acaba por convertirse en una de las drogas con mayor síndrome de abstinencia.

Durante estos más de 10 años como profesional, he podido observar que los únicos que venían de una forma más o menos sostenible a trabajar, eran básicamente los empleados más jóvenes, sin experiencia, ya que al empezar en el mundo laboral utilizaban autobús o en algún caso, coche compartido. No obstante siempre ha sucedido, que cuando aseguraban sus ingresos mensuales, una de las primeras decisiones que tomaban era la de comprarse un coche.

Entiendo en parte estas razones. El coche compartido te hace tener que depender de los horarios de otros compañeros, con la incomodidad que supone que alguien se retrase o viva lejos. Y el autobús para venir al Parque Empresarial de Elche (dónde tengo actualmente mis empresas) no dispone de la suficiente flexiblidad ni horaria ni geográfica. Únicamente hay un servicio cada hora que va y viene a Elche y desde Alicante, el otro gran núcleo poblacional, tampoco está mucho mejor la cosa, únicamente 6 de los 22 autobuses que salen desde la estación de autobuses de Alicante, hacen parada en el Parque Empresarial

¿FERROCARIL SOSTENIBLE?

A pesar de que se dispone de un trazado ferroviario de cercanías que conecta Alicante con Elche, la parada de Torrellano (la más cercana al Parque) queda casi a 4Km de distancia del punto más cercano, con lo que en la práctica nadie utiliza este apeadero para ir a trabajar. Además otro factor lo hace alejarlo bastante de lo que podríamos catalogar como movilidad sostenible, pues se trata de trenes con viejos motores diésel, que afortunadamente parece que van a ser renovados por híbridos en un plazo aún no determinado.

ruta desde parada de ferrocarril torrellano al parque empresarial
Trayecto desde el apeadero de tren de Torrellano hasta el Parque Empresarial

MOVILIDAD CON CERO EMISIONES EN BICI

Como ya comenté en el artículo en el que hablaba sobre ir en bici al trabajo, venir en bicicleta sigue siendo una excepción. Me cruzo con muy pocos ciclistas de camino a la oficina y salvo el aparcamiento infrautilizado que hay enfrente de la empresa de calzado Mustang, no hay apenas ningún lugar para dejar la bici de forma segura. Yo mismo tengo que meterla dentro de la oficina.

Los problemas de accesibilidad desde las dos grandes ciudades son fuertes, incluyendo rotondas muy peligrosas en hora punta, que hay que atravesar irremediablemente. Y lo más triste es tener que lidiar con la poca sensibilidad de algunos conductores hacia las bicicletas.

AUTOMÓVIL Y AVIACIÓN

Cambiar hacia una movilidad sostenible con cero emisiones, no es un tema sencillo, hay que pensar que hacer con los 13,8 millones de trabajos que genera el sector del automóvil en la Unión Europea. Destruir esto podría conllevar una enorme crisis.

Bien es cierto que el transporte ha hecho mejoras notables. El sector de la automoción redujo las emisiones de CO2 en nuevos vehículos en un 36,61% entre 1995-2017 (Informe ACEA 2018 Passenger cars). En aviación el consumo de combustible cayó un 24% por pasajero y kilómetro entre 2005 y 2017 (European Aviation Environmental Report 2019). Pero el problema es que el tráfico aereo mundial sigue creciendo a ritmos de más del 5% anual y la venta de coches está en cifras cercanas a los 80 millones de unidades vendidas en un año.

aviación sostenible

Photo credit: Benedikt Lang on Visualhunt.com / CC BY-ND

Los esfuerzos de eficiencia considero que al final se ven mermados por el aumento del mercado, lo que provoca que no se tengan bajadas notables en las emisiones de gases de efecto invernadero, ni en los objetivos de descarbonización para llegar a cero emisiones.

Los incentivos para adquirir vehículos eléctricos sólo van a ir a parar a una clase con alto poder adquisitivo. En los rentings de vehículos para empresas sigue siendo más barato invertir en diésel. El incremento de las compras a través de Internet y las grandes cadenas de distribución, hacen que para el consumidor sea muy fácil obtener un su casa un bien que se ha producido a miles de kilómetros de distancia. El acceso a vivienda más barata en espacios alejados de los centros de las grandes ciudades produce grandes desplazamientos en coche. El llevar a los niños a colegios alejados de su barrio tiene como consecuencia coches particulares y autobuses escolares desplazándose diariamente.

DECONSTRUIR LOS HÁBITOS

No hay solución buena salvo sacrificar el modo de vida al que nos hemos acostumbrado. Está bien que se hable de una transición hacia una movilidad sostenible con cero emisiones, pero la realidad es que esa transición ya llega tarde y más vale que en lugar de transición sea un cambio abrupto en los hábitos de movilidad.

Hay que incentivar el consumo local, aún renunciando a cosas que nos gustaban. Hay que incentivar el uso del transporte público, bicicleta, patinetes… Pero siempre dando prioridad en las ciudades a los ciudadanos y no a los vehículos. Hay que premiar a las empresas que lo hagan bien con buenos incentivos fiscales. Hay que olvidarse de la moda de usar y tirar. Hay que olvidarse de la movilidad tal y como la conocíamos si queremos detener el cambio climático.

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