¿Por qué estamos empresas y administraciones hablando a todas horas de sostenibilidad, y a nuestro alrededor no parece haber cambiado nada? ¿Aportan alguna solución los plásticos biodegradables o compostables? ¿Es posible la sostenibilidad en el uso de los plásticos, o estamos una vez más ante un ejercicio de greenwashing?

Ha pasado, ciertamente, mucho tiempo desde que se aprobó el Real Decreto 293/2018 de 18 de mayo sobre reducción del consumo de bolsas de plástico. Por aquel entonces imaginaba que, casi 3 años después, viviría en una ciudad, en la que el uso de las mismas, se habría reducido considerablemente en favor de las bolsas reutilizables.

Sin embargo, la realidad es bastante diferente. Las bolsas de plástico, con logotipos de todos los supermercados, lucen asidas en las manos de sus propietarios por las ciudades de Elche y Alicante. Bolsas supuestamente “compostables”, en las que en su interior se transportan productos hechos de plástico (caso de las vajillas de un solo uso), o tal vez envases hechos de este material (bandejas de carne por citar algo).

Photo credit Inspire 2017 – Moncton by James Mann CC BY 2.0

Photo credit Plastic Grip by Michael Kowalczyk CC BY-SA 2.0

Un poco de legislación sobre el cobro de bolsas de plástico

En España, el 1 de julio de 2018, quedó prohibida la entrega gratuita de bolsas de plástico al consumidor, tanto en establecimientos, como en venta online, y con independencia de su espesor.

Esto, como sabrán, obligó a los comerciantes a cobrar un precio por cada bolsa, con la excepción de dos casos: 1) las de menos de 15 micras que fuesen necesarias por razones de higiene o cumpliesen función de ser un envase primario para alimentos a granel; o 2) las bolsas de plástico con espesor igual o superior a 50 micras, con al menos un porcentaje de plástico reciclado del 70%.

No incluyeron en la obligación de cobro las de: tintorería, basura, o bolsas que envolvían un producto que saliese de fábrica.

El anexo I del RD dejaba una orientación de precios que iban, desde los 5 céntimos de euro por bolsas de espesor menor a 15 micras, a los 15 céntimos de euro por las de un espesor superior. También el RD dejaba claro que era obligatorio cobrarlas, que no se podía descontar el precio de la bolsa en la factura para evitar el pago por parte del cliente.

plásticos abandonados en Hospital Vinalopó de Elche
Bolsas de plástico abandonadas cerca del Hospital de Vinalopó en Elche (Alicante)

Actualizaciones en 2020 y 2021 sobre las bolsas de plástico

El 1 de enero del 2020 quedó prohibida la entrega de bolsas de plástico fragmentable, y se implantó la obligación de que las bolsas de más de 50 micras fuesen fabricadas con un mínimo de 50% de plástico reciclado.

Y a partir del 1 de enero de 2021, supuestamente, solo pueden proporcionarse bolsas ligeras y muy ligeras, hechas de plástico compostable, que por aclarar, serían aquellas que pueden degradarse biológicamente en plantas de compostaje, y cumplen la norma UNE EN13432.

Si les interesa ampliar información, pueden consultar aquí un documento más extenso sobre: preguntas frecuentes sobre el Real Decreto 293/2018 publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica

Photo credit I Hate Plastic by Andy Morffew CC BY 2.0

Cobrar las bolsas parece no haber conseguido el impacto deseado

Entiendo que la base de razonamiento principal era, si cobramos las bolsas, la gente comenzará a reutilizarlas, y reduciremos parcialmente el problema de la contaminación por plástico. ¿Verdad? Creo que coincidirán muchos de ustedes conmigo, si les afirmo que esto no ha ocurrido así (al menos a simple vista).

En la ciudad de Elche (Alicante), muchos establecimientos a los que acudo a comprar, por intentar dar una mejor atención al cliente, me han seguido regalando la bolsa, a pesar de mi rechazo y explicación pertinente de que ya llevaba un carro o una bolsa grande reutilizable.

sostenibilidad en el uso de los plásticos
Bolsas de corredores en Iron Man Klagenfurt (Austria)

Los comerciantes entienden dar la bolsa como una cortesía

Puede parecerles ridículo, pero…

…llevo 4 años peleando amablemente en muchos comercios, para decirles que no me den la bolsa, que no la necesito, que me da igual que me la regalen por cortesía. Y esto a mi entender debe significar que soy una rara avis en mi ciudad.

Aún cobrando la bolsa, el precio de esta es tan bajo, que en esta zona del levante español, la gente prefiere la comodidad de no tener que salir de casa con bolsas, a cambio de pagar unos pocos céntimos. En la ciudad no se suelen ver bolsas por la calle abandonadas, porque hay un servicio de limpieza continuo, pero en las zonas circundantes a las ciudades de Elche y Alicante, carreteras colindantes, arcenes de caminos secundarios, e incluso en playas, se pueden encontrar miles de fragmentos de las mismas, como ya comenté por ejemplo en este artículo sobre la playa de La Marina (Elche) el año pasado.

Photo credit S&R #24.1 try by amir appel CC BY 2.0

Llevar una bolsa de tela a la panadería es sentirse un bicho raro.

El caso del pan, al ser un producto de venta a granel, entra en las excepciones de cobro obligatorio, siempre y cuando, la bolsa sea de espesor inferior a 15 micras. Y si el pan viene envasado desde el origen, al tratarse de un envase primario, tampoco se cobra.

Una vez más, vuelvo a sentirme un extraterrestre portando una bolsa de tela a la panadería. Podría contar con mis dedos el número de personas que he visto en estos cuatro años llegando con una bolsa reutilizable a la panadería, y sino quédense observando en la puerta de casi cualquier panadería de Elche, el ir y venir de los clientes, y vayan anotando cuantas personas salen de la misma con una bolsa de la panadería, y cuantas con una bolsa que portaban consigo.

sostenibilidad en los plasticos panaderia
Photo credit Locally baked bread in plastic by Gill King CC BY-SA 2.0

También en la tintorería pasa otro tanto de lo mismo. Cada vez que he ido, y le he pedido que me quiten la percha de alambre y el plástico envolvente, para poder llevar el traje en mi bolsa, den por seguro que he generado una “leve” molestia al afanado dependiente.

El COVID-19 o la paranoia de usar y tirar

La emergencia sanitaria ha puesto las cosas más complicadas aún. Les hablo de la contaminación por el uso de bolsas y envases reutilizables. Con lo que podría entender que, las normas de higiene, dictasen la idoneidad de utilizar envases de usar y tirar, para evitar intoxicaciones víricas, por cuestiones de salud pública.

No obstante, los últimos artículos científicos, parecen indicar que es raro el contagio a través de superficies, como se puede leer en esta publicación de la revista Nature de 29 de enero de 2021,y en la que plantea esta cuestión.

Photo credit A pair of protective gloves, a face mask and other trash thrown on the ground by Ivan Radic CC BY 2.0

¿Sostenibilidad en el uso de los plásticos?

Llegados a este punto, no se ustedes, pero yo me vuelvo a preguntar ¿Estamos de verdad haciendo políticas para mejorar la sostenibilidad en el uso de los plásticos, o se trata de otro ejemplo de greenwashing? Me da la sensación, recapitulando, que…

…en ningún punto de la ciudad, el comportamiento frente a las bolsas ha cambiado, es más, con el COVID19, parece haberse acentuado el procedimiento de usar y tirar, frente al de reutilizar.

¿Es la solución la bolsa compostable?

Como distinguir la bolsa compostable de la no compostable

Leyendo el apartado f del artículo 3 del Real Decreto 293/2018, de 18 de mayo, sobre reducción del consumo de bolsas de plástico. La definición que nos encontramos de bolsa compostable es: “bolsas de plástico que cumplan los requisitos de la norma europea vigente EN 13432:2000 «Envases y embalajes. Requisitos de los envases y embalajes valorizables mediante compostaje y biodegradación. Programa de ensayo y criterios de evaluación para la aceptación final del envase o embalaje» y en sus sucesivas actualizaciones, así como las bolsas de plástico que cumplan los estándares europeos o nacionales de biodegradación a través de compostaje doméstico.”

En el artículo 5 se indica: “En el plazo de 18 meses desde la adopción de la normativa europea prevista en el artículo 8 bis de la Directiva 94/62/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de diciembre de 1994, relativa a envases y residuos de envases, para establecer las especificaciones de las etiquetas o marcas que permitan reconocer a las bolsas de plástico compostables en toda la Unión Europea, las bolsas de plástico compostables que se pongan en el mercado del territorio nacional deberán ir marcadas conforme a la normativa comunitaria que se apruebe.

He sido incapaz de encontrar algún método mundano, para averiguar a simple vista, si la bolsa es compostable o no, y lo único que he localizado han sido los sellos sobre compostabilidad de bolsas como los de TÜVAustria, y una guía de etiquetado de residuos elaborada por Natalia Sánchez García y Carlos Sanz Lázaro del Bioplastic Lab, y en la que comentan que las principales certificaciones europeas de materiales biodegradables y compostables son: DIN Certco y TÜV Austria. Y que al ser la adhesión a estas normas voluntaria, cada empresa es responsable de buscar el cumplimiento o no de los estándares.

Photo credit Compostables by Joe CC BY 2.0

Mercadona ¿ejemplo de sostenibilidad en el uso de plásticos de un solo uso?

Supongo que, al hilo de la normativa comentada anteriormente sobre la obligatoriedad de ofrecer bolsas compostables, Mercadona publicaba el 26 de enero de 2021 un comunicado en el que decía que eliminaba todas sus bolsas de plástico de un solo uso en las tiendas, ofreciendo bolsas compostables fabricadas a partir de fécula de patata. Aparentemente una victoria, una gran noticia, y un ejemplo de sostenibilidad en el uso de los plásticos., Máxime teniendo en cuenta las enormes dimensiones de Mercadona. Pero, sigan leyendo.

El plástico compostable podría no ser la solución

Cuando hablamos de plásticos compostables, la solución no parece ser blanca o negra. En el artículo publicado por Greenpeace Tirando el futuro, afirman que el plástico compostable solo está diseñado para descomponerse por completo en ciertas condiciones que se dan en instalaciones de compostaje industrial. ¿Quieres decir eso que no se descompone en la naturaleza, o en la compostadora doméstica como nos gustaría pensar? Pues algo así.

La carencia de este tipo de compostaje, en la mayoría de municipios, para reciclar esta tipología de envases, acaba haciendo que mueran en el vertedero, o en una incineradora. Según Greenpeace, no difiere mucho, del final que sufre un plástico convencional de un solo uso. Con lo que vuelve la pregunta, de si la bolsa compostable, es un ejemplo de sostenibilidad en el uso de los plásticos, o por el contrario solo se trata de un apaciguador de la opinión pública.

Y luego queda la duda de su manufactura… Esta fuente indica que, para hacer estas bolsas, solo es empleado el 6% de la patata, y que no sabemos el otro 94% si se usa para algo. Si fuera cierto ¿Sería ético cultivar patatas para hacer bolsas?

patatas para bolsas compostables sostenible
Photo credit Potatoes by 70023venus2009 CC BY-ND 2.0

En este artículo de la Vanguardia, publicaban que un estudio de la Universidad de Plymourth aseveraba que las bolsas supuestamente biodegradables, así como las compostables, no habían sufrido una degradación en el medio ambiente lo suficientemente alta como para considerarlas una ventaja frente a las tradicionales.

Y la revista National Geographic afirmaba que, el reclamo de compostable o biodegradable podría no ser exactamente lo que estamos pensando que va a suceder con esa bolsa que hemos adquirido a buena conciencia.

En la guía explicativa de etiquetas para la gestión de Residuos del Bioplastic Lab, comentada anteriormente, apuntan además, que en algunos casos, como el de la biodegradación marina, los estándares son solo pautas, y que realmente no existe ninguna definición de criterios que especifiquen lo que puede considerarse biodegradable. Concluyen en este documento que…

el bioplástico parece más respetuoso con el medioambiente que los plásticos convencionales, pero biodegradable o compostable, no soluciona el problema al que nos enfrentamos de tener contaminación por estos materiales en cada rincón del planeta.

Guía explicativa de etiquetas para la gestión de Residuos del Bioplastic Lab

¿QUÉ SUCEDE CON LA SOSTENIBILIDAD EN EL USO DE LOS PLÁSTICOS QUE NO SON UTILIZADOS COMO BOLSAS?

Es curioso entrar en un supermercado en el que estamos llenos de: carteles verdes, cajas con etiquetas eco, imágenes de vacas en prados, un mensaje de salvadores del planeta… y veas, justo en la entrada del mismo, un expendedor de bolsas de plástico gratuitas para que el paraguas no gotee (esto sucede en Elche, no lo estoy imaginando)

Pero no solo eso, sino que al entrar, tras el gran mensaje de “Puedes traer tu bolsa para pesar la verdura y ayudarnos a reducir plástico” cualquier de ustedes puede adquirir: juguetes, geles, detergentes, vajillas de un solo uso, bandejas de carne, fruta, verdura o pescado hechas de… plástico.

Photo credit colorful-bowls by Margo Maier-Mour CC BY 2.0

Es más, el año pasado, todos pudimos ver como los escaparates de un centro comercial, se llenaban de: globos, guirnaldas y adornos de colores hechos en su mayor parte por plásticos, cuando en su interior había abundante cartelería anunciando su compromiso medioambiental por la sostenibilidad en el uso de los plásticos. Yo sinceramente no daba crédito.

Ecobandejas sostenibles de charcutería y carnicería

Es cierto que todos hemos hecho mejoras. La propia industria cárnica ha optimizado mucho entre 2012 y 2016 el peso de las bandejas con objeto de evitar varios millones de toneladas de CO2, lo cual es de agradecer. Pueden verlo en esta guía para la elección sostenible de los envases de la industria cárnica publicada por Ecoembes y la Asociación Nacional de Industrias de la Carne en España (ANICE). En ella incluyen sugerencias en diseño ecosostenible, y expresan su fuerte compromiso por la sostenibilidad en el uso de los plásticos.

¿Ganadería sostenible?

No obstante, la realidad es que la ganadería, tal y como viene dándose, es ya de por si algo muy poco sostenible. El ganado usa un 40% de la tierra cultivable para proporcionar un 20% de calorías al ser humano. El ratio es de 12 calorías de pollo por cada 100 calorías de grano, y solo de 3 contra 100 en el caso de la vaca. Y además, consume un tercio de la producción global de cereales. Por no hablar del metano emitido.

Vacas en libertado en los Alpes austriacos

Aún tratándose de un sector económico muy importante, es posible que las líneas debieran apuntar hacia las granjas: de cercanía, de más calidad y de menor producción. Hagan la prueba de preguntar en supermercados y carnicerías que de dónde viene el animal que nos están vendiendo, les aseguro que, en la mayoría de casos, la pregunta les pilla totalmente desprevenidos.

¿Plástico sostenible o un ejemplo de greenwashing aplicado a la hostelería?

Ya sabrán que, si compran un café para llevar, vuelve a ser raro ver a gente que traiga su vaso desde casa. Que preferimos tomarnos una tarrina de helado y tirarla después a la basura. Que lo de las cucharillas o pajitas también es una comodidad difícilmente renunciable. Que este verano preferimos no preguntar cual es la procedencia de la cucharilla. O que es más cómodo pedir una tarrina que un barquillo de galleta. Estamos educados así.

Photo credit Plastic Straws by Mike Mozart CC BY 2.0

Si todo se recicla se acabó el problema

Esto ya es vox populi. Es difícil de creer, de momento, en las bondades del sistema de reciclaje para justifcar nuestro uso de plástico y posterior lavado de manos enviándolo al contenedor amarillo.

Les recomiendo este artículo de Nature, en el que se analiza la exportación de plástico a China, y como su prohibición de importar plásticos de otros países está afectando globalmente.

Es muy complicado para el ciudadano saber que pasa realmente con los residuos, y posiblemente preferimos no pensarlo. Muchas denuncias de diversos colectivos planean sobre este sector, afirmando que el contenedor amarillo acaba yendo al vertedero, a pesar de que supuestamente es material reciclable. Y lo que todavía es peor, siendo exportado al sudeste asiático con la huella de carbono generada por el transporte. Por no hablar de los incendios en plantas de procesado, los cuales se contabilizaron, según Greenpeace, en 267 incendios en plantas de reciclaje entre febrero de 2012 y septiembre de 2019. Todo muy poco transparente a pesar de la estrategia impulsada por la Comisión Europea para plásticos de uno solo uso.

Vertidos en el Camp d’Elx

¿Es la solución usar bolsas de tela?

No hay solución única, sino compromisos. Cualquier cosa que hagamos conlleva un impacto medioambiental. Tampoco la tenencia de miles de bolsas de algodón soluciona nada. En este artículo ponían en tela de juicio ese tipo de material, concluyendo que solo serían mejores que las de plástico con un uso repetido de 131 veces, y en algunos otros casos se habla de varios miles de veces, para equiparar la huella de carbono en su producción y distribución.

Durante los últimos dos años, gracias al greenwashing que han querido hacer muchas empresas regalándolas, mi casa se ha llenado de bolsas de tela. ¡Error! No se trata de tener 100 bolsas. Se trata de tener muy pocas y usarlas cientos o miles de veces para disminuir el impacto global.

De nuevo la industria del merchandising entra con fuerza para decirnos que se ha obrado el milagro ecologista, y que sus clientes han pasado de ser empresas poco preocupadas por el medioambiente, a regalar bolsas de tela eco-friendly.

Photo credit BYOB bag by Dave O CC BY-SA 2.0

CONCLUSIONES SOBRE LA SOSTENIBILIDAD EN EL USO DE LOS PLÁSTICOS

Las bolsas son parte del problema, pero la forma de vender y consumir son la raíz del mismo. Las políticas no están siendo valientes a la hora de prohibir. Nos dan miedo los cambios grandes porque la inercia nos arrastra. Las empresas queremos seguir con lo que nos da facturación. Los inversores queremos tener la seguridad de un ROI para seguir invirtiendo. Los trabajadores de nuestras organizaciones no quieren verse despedidos por falta de capacidades, o por concursos de acreedores. Los gobernantes no quieren perder a sus votantes.

¿Entonces que nos queda?

Podemos seguir dando pequeños pasos como ahora, en la dirección correcta, pero de una manera tan lenta que tengamos que invertir más en gestionar los residuos plásticos, que en fabricarlos. La sostenibilidad en el uso de los plásticos está en tela de juicio, y de momento, todo sigue siendo demasiado complicado para el consumidor.

Mientras las empresas se midan por los euros no va a cambiar nada

Podemos decidir renunciar todos a algo. Renunciar por un bien más alto. Un bien común. Todos vamos a perder algo para ganar. Pero tenemos que hacer políticas valientes. De momento, una empresa que recicla, reutiliza, compra a proveedores locales, disminuye huella de carbono, paga bien a sus trabajadores, hace un uso eficiente de la energía, pero tiene poca facturación, EBITDA negativo y deudas, va indiscutiblemente a un concurso de acreedores, o a endeudarse, haciendo más difícil la salida del pozo.

Sin embargo, una empresa, que no recicla, no reutiliza, compra a proveedores a miles de kilómetros, paga en negro a parte de sus trabajadores, o los tiene en contratos irregulares… Pero tiene una gran facturación, un gran EBIDTDA, y no tiene deudas, sigue subsistiendo y es más interesante para la administración al generar buenos resultados en su impuesto de sociedades e IVA recaudado.

¿Qué empresa de las dos prefieren?

Seguramente hay que llegar a un compromiso, y muchos matices aquí no expuestos afectan en esa decisión. No obstante, a grandes rasgos, la sociedad potencia y premia, de momento, al segundo tipo de empresas. En el día a día la mayoría de las personas no compran informándose de si el proveedor hace bien sus deberes medioambientales, se escoge sencillamente, por criterios de precio, y lo hacemos todos: al elegir el colegio de nuestros hijos, al comprar el pan, al irnos de viaje, al adquirir un coche, una casa o un regalo de cumpleaños.

araña tigre Elche
Araña tigre en Elche

No hay que seguir pregonando las soluciones, hay que aplicarlas.

  • Ser más valientes a la hora de prohibir. El plástico que envuelve un suero fisiológico está plenamente justificado, sin embargo, envolver naranjas en este material, u ofrecer una bolsa para que el paraguas no gotee, parece prescindible.
  • Penalizar fiscalmente a quien lo haga mal y premiar a quien lo haga bien. Potenciar que las empresas vean atractivo en su cuenta de resultados el aplicar políticas reales de sostenibilidad, y no solo hacer greenwashing.
  • Fomentar la reutilización de los envases para alargar su vida, y seguramente, imitar el modelo de recogida de envases que teníamos en los 80′ en España, o el presente actualmente en Alemania.
  • Ser transparentes en la publicación de la información: Dónde y cómo se recicla. Medir, comparar y mejorar.
  • Educar en colegios y familias. Predicar con el ejemplo y no solo llevar pins en la solapa de la chaqueta con los ODS.
  • Mejorar la distribución de última milla y potenciar el producto de cercanía y de temporada.
  • Realizar un correcto reciclado y reducir nuestro consumo a lo meramente imprescindible.

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