En 1990 era difícil concebir un mundo en el que, en la palma de nuestra mano, iba a poder caber un dispositivo que iba a contener: el teléfono fijo de nuestras casas, los mapas de carreteras, el correo postal, el despertador, la agenda, la televisión, el periódico, la calculadora, la enciclopedia, la tarjeta de embarque, la cámara de fotos, la tarjeta de crédito, la gameboy y el walkman.
En 2022, la misma revolución que vivimos en el mundo de los teléfonos móviles, se podría estar dando ahora mismo con las inteligencias artificiales, y lo he experimentado, por ejemplo, con esta imagen.

No es un cuadro pintado por un artista. Es una imagen generada por la inteligencia artificial Midjourney para un libro de tres cuentos escritos por una inteligencia natural (la mía).
El oso exitoso, Carlos Santana y Jaime Altozano
Contar historias de una u otra manera siempre me ha parecido un proceso de lo más entretenido. En un fin de semana decidí darle forma a tres cuentos infantiles a los que puse por título: El oso exitoso. Tres cuentos para niños y osos curiosos.
Yo no soy un escritor profesional, pero durante el proceso me di cuenta de que los cuentos iban a adolecer de algo muy importante, las ilustraciones.
Hace pocos meses no habría dudado en descartar esta tarea, o en todo caso, plantearme si por el placer de ver mis historias ilustradas, iba a querer comenzar una búsqueda en Internet de dibujantes profesionales para cuentos infantiles. Pero ocurrió algo que me hizo cambiar de opinión. Tras conversaciones con un amigo escritor, y tras ver los vídeos de Carlos Santana y Jaime Altozano, se me abrió una nueva ventana, ilustrar los cuentos con inteligencia artificial.
Ilustraciones con la IA de Midjourney
Tras trastear con varias inteligencias artificiales como Stable Diffusion, Dalle-2 y Midjourney, me di cuenta que el potencial creativo era enorme. Así que decidí utilizar imágenes generadas por la Inteligencia Artificial de Midjourney para ilustrar los tres cuentos que vienen incluidos en El oso exitoso, y estos son los asombrosos resultados.
El oso exitoso



Tras el atracón de miel, y relamerse uno a uno los dedos, don Oso estaba en disposición de echarse una buena siesta en su lugar favorito del bosque.
Cuando ya casi estaba dormido, oyó un montón de pequeñas vocecillas que pasaban cerca de su nariz.
- ¡Vamos, vamos! – decían –. ¡Más deprisa!
- ¿Pero dónde vais con todo eso? -Preguntó don Oso a una de las innumerables hormigas.
- Nos afanamos en almacenar comida para tener alimentos durante el invierno – Contestó una de las hormigas –. Ese es el secreto de nuestro éxito.
Don Oso ya no pudo dormir pensando en el éxito. Él también quería tener éxito. Y por supuesto, quería tener una despensa llena de comida durante el invierno. (…)
La maldición del jardín de don Conejo



Don Conejo servía el té, en su magnífico jardín, bajo la corona de cánticos de los mirlos. Aquella tarde tenía un invitado especial, su buen amigo don Castor.
- Vaya si se te ha quedado bonito el jardín este año – Admiraba don Castor mientras se servía un trozo de pastel de manzana.
Y ciertamente así era. Las flores del jardín de Don Conejo eran las más hermosas de todo el vecindario. Y no era para menos. Dedicaba muchas horas al cuidado de su parcela, y estaba bien orgulloso de su resultado.
- Y que dezizioso eztá ezto. – Dijo con la boca llena de pastel don Castor.
- Está hecho con las manzanas de mi propio huerto – Respondió con orgullo don Conejo señalando sus imponentes manzanos. (…)
El chico que no sabía escuchar



(…) Pero las cosas más asombrosas suceden en los lugares más inesperados, y una tarde de lluvia de ese mismo invierno, apareció en el pueblo una mujer muy huesuda y pequeña, cubierta en harapos, y con olor a leña quemada.
Nadie sabía quién era ni de donde había venido. Pero tras deambular por las calles, acabó acercándose al horno de pan a mendigar un poco de alimento.
Ese día el destino hizo que Wilfredo se encontrara solo en el obrador, así que fue él quien la recibió.
- Vengo de muy lejos. He andado por el bosque descalza, tenido por colchón la dura roca de la montaña, y por protección una cascada de agua helada. No tengo apenas fuerzas ¿No tendrías un poco de pan duro para una cansada caminante? (…)
La IA y los artistas
No creo que una IA sustituya a un artista, al final es difícil que la inteligencia artificial entienda bien lo que quieres hacer, y de momento le resulta complicado juntar varios personajes, animales o personas, sin acabar haciendo una mezcla entre todos. Por ejemplo, acabé descartando la idea de hacer una gallina portada en la boca por un zorro, porque la IA acababa siempre dibujando una especie de híbrido extraño entre gallina y zorro, que si bien era divertido de contemplar, no se ajustaba a lo que yo quería. ¿Cambiará esta situación? Seguro que sí, pero al igual que el sintetizador, los secuenciadores y la música electrónica en general no ha relegado, sino potenciado a los compositores, creo que aquí pasará otro tanto de lo mismo.
Epílogo. De momento no tengo constancia, pero quizás este ha sido el primer cuento en español ilustrado íntegramente por una inteligencia artificial.